martes, 28 de octubre de 2008

las olimpíadas

Entre los siglos VII y V a.C., esta manifestación deportiva se fue consolidando y para el año 472 ya contaba entre sus participantes con ciudadanos de las zonas circundantes de la Élida (Arcadia, Laconia, Argólida, Acaia y Mesenia).
En la época clásica, los juegos duraba ya cinco días y los ganadores de las pruebas eran considerados como héroes por su propia ciudad.

Todos los griegos que eran ciudadanos libres y que no habían cometido ningún crimen tenían el derecho de participar en los Juegos Olímpicos. Las mujeres tampoco tenían el derecho de competir, ni siquiera como espectadoras, ya que éstos eran privilegio sagrado de los hombres. En principio, el veto era por razones de pudor, ya que se pretendía impedir que las mujeres contemplasen el cuerpo desnudo de los atletas, los cuales estaban obligados a competir sin ninguna prenda. Con el tiempo, los usos y costumbres se fueron relajando y se suprimió este requisito. Tras muchas persecuciones, la mujer pudo finalmente acceder a las instalaciones deportivas y ser autorizadas como participantes en pruebas mixtas. En este sentido, la primera atleta olímpica fue Cinisca, hermana del rey Agelisao de Esparta, quien no pudo tener mejor debú: ganó la carrera de carros tirados por cuatro caballos.

Cuando las polis entraron en decadencia, los Juegos también empezaron a caer cuesta abajo. Roma se los llevaría al corazón del nuevo imperio en el años 80 a.C., seis décadas después de haber conquistado Olimpia. Las competiciones siguieron celebrándose e, incluso, adquirieron un perfil más internacional, toda vez que tomaban parte en ellas atletas de todos los lugares del mundo latino. Sin embargo, perdieron su anterior sentido cultural para pasar a ser únicamente un torneo deportivo, si bien se mantuvieron los ritos religiosos, los bailes y las fiestas.
Los atletas eran casi profesionales y se entrenaban regularmente gracias al patrocinio que obtenían de los patricios o de ricos plebeyos, algunos de los cuales utilizaban en su provecho el éxito de sus pupilos: habían nacido los ´sponsors´.

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